Serpientes

Estoy en un bosque, los árboles no son muy altos, sin embargo la vegetación es muy espesa y verde. De pronto, todo se cubre de arañas. Arañas negras y grandes. Huyo, corro, y me paro jadeando junto a un árbol. Me fijo en su rama y la rama no es tal. Es una serpiente grande, amarilla, con manchas blancas; me ve y empieza a correr hacia mí. Me sorprende su velocidad, sé que me va a alcanzar. Grito y me despierto. Vuelvo a dormir, estoy en una casa cercana a un cementerio. En ella, una abuela vende helados y se lo da a su nieta. La habitación donde están helados no tiene ventanas ni puertas. Me despierto.

Hospital

Estaba en el campo con mi hermana; aunque vivíamos en el mismo lugar que cuando pequeños, teníamos las comodidades de ahora. Mi hermana quería ir al hospital a ver a una tía enferma, pero yo discutía con ella porque cuando ella (por mi hermana, incongruencia de los sueños), no fueron a su entierro.
Llegué al hospital, no había aparcamiento como siempre. Mientras buscaba alguno una mujer con cara de loca se me cruzó en el camino y se quedó en medio de la calle, quieta, mirándome fijo. Era rubia, de ojos azules y unos 50 años. No la conocía. Intente esquivarla pero se agarró al coche, me dijo algo que no entendía como si fuera en otro idioma, pero era agresiva. Intenté llamar a la policía, pero los únicos números que me aparecían en el móvil eran de las urgencias sanitarias. La mujer me atacó y me desperté.